La fachada occidental de la catedral de Astorga, en León

Después de habernos paseado por la catedral de Astorga, todavía nos quedaba detenernos en su espectacular fachada occidental. No se sabe con seguridad quién la trazó, levantada entre fines del siglo XVII y comienzos del XVIII, pues hay especialistas que creen que se erigió bajo la dirección de los arquitectos Francisco y Manuel de la Lastra Alvear, padre e hijo, y que fue terminada por Pablo Antonio Ruiz, pero otros consideran que estos artífices fueron los maestros de obras dedicados a la realización práctica pero no los tracistas. Destaca por su monumentalidad, flanqueada por dos grandes torres laterales y con rica decoración escultórica que sigue un complejo programa iconográfico.

Fachada occidental de la catedral de Astorga (1)

La fachada toma como referente la fachada occidental de la catedral de León en esas fechas, una fachada plateresca hoy desaparecida porque fue muy modificada en unas restauraciones en el último cuarto del siglo XIX, y se organiza mediante una calle central adelantada y dos laterales flanqueadas por las dos potentes torres campanario.

Las torres, que miden más de sesenta metros de altura y se unen al cuerpo central mediante arbotantes más decorativos que estructurales, igual que en la catedral de León, empezaron a construirse en el último tercio del siglo XVII. Primero se realizó la norte, con piedras más verdosas procedentes de la cantera de Pedrero, y después la sur, con piedras más rosadas procedentes de la cantera de Oteruelo. Tienen planta cuadrada con cinco cuerpos, los dos últimos de campanas, y están rematadas por chapiteles de pizarra.

En el cuerpo bajo central se sitúan tres portadas, una por cada nave. Las laterales están enmarcadas por sendos pórticos formados por arcos con bóvedas de cañón casetonado y se conforman mediante vanos de medio punto enmarcados por pilastras cajeadas que soportan entablamentos de triglifos y metopas sobre los que se ubica un segundo cuerpo con sendas hornacinas con las imágenes de los santos obispos Efrén y Genadio, respectivamente, rematados con frontones.

Portada de la Epístola

Portada del Evangelio

Con san Efrén la diócesis, igual que otras muchas, hacía exaltación de uno de sus obispos más antiguos, relacionado directamente con los apóstoles o con sus discípulos directos, buscando así demostrar la antigüedad y santidad de la misma. No importaba que fuera un personaje de leyenda considerado el primer obispo de Astorga en el segundo tercio del siglo I y discípulo directo de Santiago, incluso después de que el fraile agustino Enrique Flórez declarara en su España Sagrada obra de la segunda mitad del siglo XVII, que fue “inventado” en el Chronicon Omnimodae Historiae, atribuido a Flavio Lucio Dextro pero escrito por el jesuita Jerónimo Román de la Higuera a comienzos del siglo XVII, pues en los recuentos de obispos de la diócesis hechos con anterioridad no aparece. Quien sí lo hace es san Genadio, del que se tienen noticias claras de su vida ejemplar como obispo de Astorga en el siglo X, que después se retira como anacoreta en el Valle del Silencio para terminar volviendo a hacerse cargo de la diócesis acatando la santa obediencia. Sus reliquias se guardaban en la catedral y eran uno de sus tesoros más preciados.

La portada central, más grande, se compone de vano trilobulado enmarcado por columnas ajarronadas abarcado por otro ligeramente apuntado muy abocinado formando una exedra completamente decorada con relieves separados por columnas con fustes panzudos, salomónicos, estriados y entorchados.

Portada central

Leyéndolos de abajo a arriba, primero encontramos un mensaje evangélico que comienza con las Virtudes, bastante deterioradas, ocupando los plintos de las columnas como la base de todo, de la lucha contra el pecado y de la búsqueda del bien y de la ortodoxia cristiana. En los paños entre éstas hay dos grandes relieves con la Expulsión de los mercaderes y la Parábola de la mujer adúltera, símbolos del castigo para quien no respeta a Dios y la misericordia para el que se arrepiente respectivamente.

Parábola de la mujer adúltera

Expulsión de los mercaderes del templo

En la clave del arco trilobulado del vano de entrada hay un San Miguel luchando contra el Diablo, ejemplo máximo para el cristiano de la lucha continua contra el pecado y contra la herejía protestante a partir del Concilio de Trento.

Ya en la zona del cascarón, dividida en tres partes, los apóstoles ocupan los plintos, en el centro está el Descendimiento y en los laterales aparecen la Curación del hombre hidrópico y la Curación del ciego de Betsaida, que va vestido de peregrino, y aunque tradicionalmente se ha interpretado como una alusión al Camino de Santiago, las últimas investigaciones parecen apuntar que no tiene nada que ver con ese asunto sino con la vida itinerante de los ciegos, que recorrían las ciudades buscando sobrevivir de las limosnas.

Descendimiento

Curación del hombre hidrópico

Curación del ciego de Betsaida

El Todopoderoso en la clave del arco exterior es la representación del Taumaturgo, que completa a la representación humana de Cristo que sufre y muere, presente en el Descendimiento.

Este cuerpo bajo central se remata con una balaustrada en cuyos extremos aparecen las alegorías en bulto redondo de la Inocencia y la Piedad, virtudes necesarias para entrar en la casa de Dios, y el segundo cuerpo está retranqueado formando una terraza, igual que estaba en la fachada occidental de la catedral de León, que a su vez recibía influencias de la fachada de la iglesia del convento de San Marcos, también en León, aunque también es un elemento recurrente en otros muchos edificios religiosos españoles.

En este segundo cuerpo se ubica un retablo en piedra con una hornacina central con la imagen de la Asunción, titular de la catedral, sobre la que aparece un tímpano con la imagen de Santiago, alusión a la ruta jacobea que atraviesa la ciudad, y en cuyo vértice se representa el Cordero místico entronizado custodiado por cuatro ángeles.

Cuerpo superior central de la fachada occidental

A continuación se sitúa un gran óculo con una vidriera con Cristo resucitado que ilumina la nave central sobre el que aparece un escudo real y el cuerpo se remata con una nueva balaustrada decorada con sirenas y grutescos desde la que parte una peineta de remate, compuesta por un rosetón calado como figuración de una custodia de sol rematado por un piñón gotizante con un pelícano como símbolo de la Eucaristía y una cruz, en una estructura que recuerda mucho a la peineta que remata la portada del convento de San Marcos y flanqueado por sendos templetes hexagonales calados y rematados por pináculos.

Los estribos a ambos lados muestran a los santos Pedro y Pablo, representantes de la Cristiandad y de la Iglesia Católica. La lectura ascendente de todo este cuerpo central de la fachada muestra un camino de auténtico triunfo cristiano que parte de la lucha contra el pecado y el apoyo en Dios a través de la Virgen María, la penitencia en la Tierra y la Resurrección a través de la Eucaristía.

Óculo, escuro real y los santos Pedro y Pablo en los laterales

Vidriera con Cristo resucitado

Imágenes ajenas:

(1) RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, J. M. y HERNANDO GARRIDO, J. L., Catedral de Astorga. Excursiones Virtuales Culturales. Catedrales de Castilla y León. Material de apoyo al profesorado. s.f.

Fuentes:

AZOFRA AGUSTÍN, E., “La adecuación a la sensibilidad barroca en las catedrales de Castilla y León”. En LACARRA DUCAY, Mª del M. (coord.) El barroco en las catedrales españolas, Zaragoza, 2010, pp. 101-152.
GONZÁLEZ GARCÍA, M. A., “Miscelánea artística jacobea en la Catedral de Astorga”, Catedral, nº 17, 2011, pp. 16-20.
MORAIS VALLEJO, E., “La fachada occidental de la catedral de Astorga. Un ejemplo de restauración barroca”, Astórica: revista de estudios, documentación, creación y divulgación de temas astorganos, nº 24, 2005, pp. 248-281.
MORAIS VALLEJO, E., “Pervivencia de formas góticas en la arquitectura del Barroco. El caso de León”, Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, 2011, nº 108, pp. 195-242.
RAMALLO ASENSIO, G., “El rostro barroco de las catedrales españolas”, Cuadernos dieciochistas, nº 1, 2000, pp. 313-347.
RAMALLO ASENSIO, G., “Lo explícito y lo implícito en los programas iconográficos en las fachadas de las catedrales españolas en Pleno Barroco”. En LACARRA DUCAY, Mª del M. (coord.) El barroco en las catedrales españolas, Zaragoza, 2010, pp. 181-232.
RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, J. M. y HERNANDO GARRIDO, J. L., Catedral de Astorga. Excursiones Virtuales Culturales. Catedrales de Castilla y León. Material de apoyo al profesorado. s.f.

Comentarios

Entradas populares